HISTORIA DEL MEDIDOR DE PALABRAS
Érase una vez un hombre que media las palabras
y las miraba al hablar, a ver cómo eran de largas.
Un día las fue ha medir pero las palabras
se fueron a dormir.
El hombre tan contento a las palabras
les puso el acento.
El ángel apareció y la bombilla
se le encendió.
El hombre hizo un maravilloso
hechizo.
Una historia apareció y el medidor de
palabras se rompió.